El Ángel de la Olla Común: Alimentando con Amor a Personas con Discapacidad
EL ÁNGEL DE LA OLLA COMÚN: ALIMENTANDO CON AMOR A PERSONAS CON DISCAPACIDAD
Teresa de Jesús Hidalgo, Fundadora de Juntos Triunfaremos, entrega alimentos a quienes no pueden movilizarse, con el corazón y entusiasmo que transforman vidas
“El ángel de la olla común” asegura la alimentación de personas con discapacidad en Puente Piedra
Fundadora de olla común Juntos Triunfaremos entrega los alimentos casa por casa para ayudar a las personas que no pueden movilizarse.
Teresa de Jesús Hidalgo de 54 años es natural de Pucallpa y desde muy joven trabajó para salir adelante, pero su amor por la cocina y el compromiso con el prójimo hicieron que en 2021 instale la primera olla común ubicada en lo más alto del distrito de Puente Piedra, a la cual bautizó con el nombre de Juntos Triunfaremos, y que hoy atiende a 60 usuarios, de los cuales 40 son personas con habilidades diferentes.
El enorme corazón y entusiasmo con el que cocina suculentos platos para decenas de personas con discapacidad, permite atender a los comensales con desayunos, almuerzos y cenas, gracias a la entrega de alimentos del programa Qali Warma del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).
Existen personas que pese a su situación de salud suben hasta el cerrito donde se encuentra la olla común, sin embargo, existen otras que no pueden moverse de su cama, ante esta situación, Teresa motivada por su amor y compromiso por asegurar la alimentación de sus vecinos, se traslada a pie o en la mototaxi de su esposo para entregar los alimentos casa por casa.
Los beneficiarios la reciben con una sonrisa ya que son conscientes del esfuerzo que hace esta ejemplar mujer al subir escaleras o trasladarse por caminos de trocha, y en algunos casos invirtiendo su dinero en pasajes para cumplir con su misión.
Esta amorosa señora, es madre de Ángel y Teresa del Pilar, usuarios del programa Contigo, quienes se han convertido en su apoyo para la preparación de los menús y los postres, generando ganancias para la compra de alimentos adicionales y así preparar platos más sustanciosos.
“Hoy en día, ellos hacen sus pancitos para proporcionar a los casos sociales y vender a otros vecinitos. Con eso compramos la carne, el fideo, la cebolla”, nos cuenta orgullosa Teresa, ya que la discapacidad con la que viven sus hijos no ha sido impedimento para que se desarrollen como amantes de la cocina y que compartan la labor social que les ha enseñado.