El supergato Cerrón resultó ser un cimarrón
EL SUPERGATO CERRÓN RESULTÓ SER UN CIMARRÓN
EI caso de este fugitivo de la justicia es digno de una serie de Netflix, tiene a un país en vilo, siguiendo las incidencias de su búsqueda y captura, mientras la criminalidad nos golpea a diario, dejando sangre dolor e impotencia en la población…
Vladimir Cerrón, el médico que estudió en Cuba, fundador de Perú Libre y hombre de una suerte excepcional, tiene al gobierno de Dina Boluarte de cabeza. El marxista, fiel discípulo de Fidel Castro, es un gato de siete vidas, en sus bolsillos lleva una pata de conejo que le asegura una extra.
Este gato techero se las sabe todas, a Castillo lo tenía agarrado del sombrero con sus cuotas ministeriales, donde copaba los puestos claves para su pandilla, los que se camuflaron escondiendo la cola, cuando Dina armó su propio gabinete.
La sentencia que lo llevó a la clandestinidad, hizo que sacara a relucir sus habilidosas estrategias para buscar el amparo presidencial, y en un alarde de poder, se dio el gusto de cambiar la posición internacional del país en el peliagudo tema de Venezuela, mandando a su casa al agrandado Canciller Gonzales Olaechea.
Sus correrías, adornadas con la burla permanente de cuanto político se cruce en su camino y su afilado parecer en el devenir cotidiano de las acciones del gobierno, demostradas en las redes sociales, lo han convertido en protagonista de titulares de película.
Su clandestinidad pone a prueba las capacidades y el olfato policial, donde sus perseguidores están perdiendo la partida. Es absolutamente increíble que un sentenciado en fuga se dé maña para aparecer en las reuniones de su partido, vía virtual, dejando en ridículo a los policías que lo buscan, o simplemente, nadie lo está buscando.
El último operativo montado para su captura, ante la versión de un colega radial, a quien le pasaron el talan con la ubicación del supergato Cerrón, tomando el sol en una lujosa residencia de un condominio iqueño. Fue un verdadero show que movilizó a la prensa y a un contingente policial de marca mayor.
«Sino respondíamos ante esta denuncia iban a decir que no lo estamos buscando» justificó el primer ministro tratando de minimizar el escándalo, mientras Cerrón se mata de risa panza arriba. No fue la primera, en otra ocasión el propio Ministro del interior anunció la ubicación del cimarrón, casi como una alerta para que se mueva lo más rápido.