Crimen sin Castigo
CRIMEN SIN CASTIGO
Caminamos como adormecidos soportando el castigo, con autoridades que prefieren mirar a otro lado como cacasenos distraídos, …
Óscar Vásquez: Periodista y exasesor presidencial
El avance de la criminalidad en el país está rompiendo todos los límites, las bandas organizadas, han perdido el respeto a la autoridad. Desde las prisiones se ordenan los secuestros y esta vez ya no son los grandes empresarios el objetivo de los bandidos, ahora es la clase media, los emprendedores y todo aquel que muestre algún signo de progreso.
Los casos más conocidos llenan los titulares, ¿sabemos acaso los plagios que solucionan las familias de forma rápida, pagando el rescate y evitando mayor escándalo que los exponga e incentive a otros delincuentes a pedir la suya?
Las extorsiones y cupos de seguridad se han diseminado, en especial por los barrios populares, atacan a los pequeños negocios, cuyo crecimiento despierta las ambiciones delictivas y truncan las esperanzas de muchas familias.
Los informativos, con el apoyo de las cámaras de seguridad, nos muestran a diario los violentos asaltos que nos aguardan en cada esquina. Ya no hay lugar seguro cuando los facinerosos están desatados.
Este flagelo tiene origen en la situación económica cada vez más precaria y la inestabilidad política que nos lleva de tumbo en tumbo. La policía se esfuerza en su lucha contra el crimen, pero ya ha sido rebasada.
La capital es un caos por el tráfico desordenado sin control y con autoridades que prefieren pelear, disputándose los derechos para cerrar calles por la construcción del Metro de Lima, una vergüenza total. Mientras los limeños pierden cada día más horas, apretujados en el transporte público.
Ante este desmadre de la jijuna, los colectivos aumentan como plaga. Es la única válvula de escape para llegar a tiempo al destino, pagando de 5 a 6 soles por un viajecito rápido que nos ajusta el bolsillo. Salir al trabajo o a estudiar es cada día más costoso, mientras la presidenta y sus ministros se desplazan con una caravana de vehículos y policías, bloqueando el tráfico sin vergüenza alguna.
Caminamos como adormecidos soportando el castigo, con autoridades que prefieren mirar a otro lado como cacasenos distraídos, mientras la situación va cuesta abajo, sin solución ni salida.
Resulta inexplicable que el gobierno y congreso, con todo el rechazo ciudadano expresado en las encuestas, sigan tan campantes como si nada, todavía se dan el lujo de amenazar, y de hecho demandar ante la justicia secuestrada, a quien tenga el valor de señalar sus tropelías y majaderías sin nombre.
En los hospitales no hay medicinas porque no se compran, buscando quien ofrece mejor tajada, en un alarde de ineptitud y corrupción. El ministro tiene el cuajo de hablar de campañas de desprestigio, mientras la gente en las colas esperando atención, sufre en silencio por la falta de dinero. En las farmacias son legalmente asaltados por los precios sin control.
El congreso sigue en su loca carrera tratando de capturar todos los poderes, para asegurarse elecciones con trampa, es que ya saben el rechazo que provocan. Ante esto, el próximo viernes 19 la población ha decidido salir a las calles, de forma pacífica y sin miedo.
El ex presidente Martín Vizcarra estará acompañando a los manifestantes en su protesta. Ya es demasiado, los impresentables del congreso necesitan saber que todo tiene un límite, que la inestabilidad política, la economía en retroceso y la inseguridad descontrolada nos están llevando a un precipicio sin fondo. Basta ya.